Toque de atención de Felipe VI a Sánchez: «La Constitución no puede debilitarse ni caer en el olvido»
El Rey advierte de tres riesgos para España: "La división, el deterioro de la convivencia y la erosión de las instituciones"
El Rey, preocupado por la crisis económica: «Encender la calefacción implica sacrificios familiares»
El Rey acusa implícitamente a Sánchez de «erosionar las instituciones»
El Rey ha afrontado este sábado un discurso de Navidad de especial trascendencia ante la inédita crisis institucional que vive España. Las circunstancias políticas -con el intento de asalto de Pedro Sánchez al Poder Judicial y sus cesiones al separatismo-han rodeado el mensaje de una expectación máxima. En su intervención ante los españoles, Felipe VI no ha obviado esta realidad y ha advertido de sus consecuencias, sin rodeos y con una clara interpelación a nuestros dirigentes. «Necesitamos fortalecer nuestras instituciones», ha avisado, reclamando con firmeza el respeto a la Constitución, «que no puede debilitarse ni caer en el olvido».
El mensaje navideño del Rey, que recaba una sólida atención social y política, es trabajado con detalle durante semanas. El de este año ha sido, sin duda alguna, uno de los más delicados para el monarca por las últimas circunstancias que le han precedido, con Pedro Sánchez rendido a sus socios separatistas y proetarras y socavando gravemente la separación de poderes para mantenerse en La Moncloa. Las últimas decisiones del Gobierno, como el intento de colonizar el Tribunal Constitucional o la supresión de la sedición y la rebaja de la malversación para contentar a los líderes del 1-O, son un desafío para la convivencia institucional y alertan de la deriva hacia un nuevo referéndum.
El Rey no ha sido esquivo ante este panorama y ha advertido con rotundidad que «las democracias en el mundo están expuestas a muchos riesgos que no son nuevos». Y España no es una excepción. Así, ha alertado de los tres desafíos que se ciernen sobre el presente y empañan el futuro: «La división, el deterioro de la convivencia y la erosión de las instituciones».
Constitución
«Un país o una sociedad dividida o enfrentada», ha destacado, «no avanza, no progresa ni resuelve bien sus problemas, no genera confianza» porque «la división hace más frágiles a las democracias». Y eso en España «lo sabemos por experiencia propia», ha recordado en un claro aviso a las políticas guiadas por el sectarismo y la deriva ideológica que dominan nuestros días, generan la crispación en el Parlamento y polarizan la sociedad.
En un contexto en el que Sánchez ha asentado la gobernabilidad en sus socios, ERC y Bildu, que abogan abiertamente por romper con la Constitución y el modelo de Estado, Felipe VI ha reivindicado el valor de la Carta Magna como «fruto del diálogo y del entendimiento» que «representa la unión lograda entre los españoles, como apuesta de futuro, de diversidad y de concordia, para una joven democracia».
Como siempre hace desde su proclamación, ha llamado a defender los valores constitucionales, lugar de encuentro y «referencia donde los españoles debemos seguir encontrando la unión que nos asegura estabilidad, cohesión y progreso».
En esa reafirmación de la Constitución, como guía y seña para la sociedad española, el monarca ha querido también responder a quienes la atacan y que gozan hoy de más influencia que nunca en el Ejecutivo. «Han cambiado, y seguirán cambiando, muchas cosas», ha relatado, pero «el espíritu que la vio nacer, sus principios y sus fundamentos, que son obra de todos, no pueden debilitarse ni deben caer en el olvido».
Convivencia
Es habitual en Pedro Sánchez que aluda a la «convivencia» como pretexto para sus múltiples cesiones al separatismo, incluidos los indultos a los líderes del golpe de Estado en Cataluña. Pero el Rey ha interpretado el sentido real del término y, así, ha advertido que la convivencia, «nuestro mayor patrimonio», sólo está garantizada en el marco de la Constitución.
«Una convivencia», ha destacado, «que requiere en nuestra vida colectiva el reconocimiento en plenitud de nuestras libertades, junto al respeto y la consideración a las personas, a sus convicciones y a su dignidad». En definitiva, «que necesita guiarse por la razón, que demanda anteponer la voluntad de integrar frente al deseo de excluir». En esa tarea, ha avisado, «necesitamos fortalecer nuestras instituciones».
Crisis institucional
Las palabras del monarca son siempre medidas -el mensaje lleva el refrendo de Moncloa- pero este año han cobrado una mayor fuerza que en ediciones anteriores. No ha habido mención expresa a la crisis entre poderes que ha provocado el Gobierno, pero las alusiones han sido lo suficientemente claras.
En su papel de árbitro y moderador que le otorga la Constitución, y conocedor de los riesgos que acechan al pacto constitucional de 1978, el jefe del Estado ha realizado un férreo alegato de la importancia de contar con unas instituciones «sólidas», que «protejan a los ciudadanos, atiendan a sus preocupaciones, garanticen sus derechos, y apoyen a las familias y a los jóvenes en la superación de muchos de sus problemas cotidianos». Instituciones, en definitiva, «que respondan al interés general y ejerciten sus funciones con colaboración leal, con respeto a la Constitución y a las leyes, y sean un ejemplo de integridad y rectitud». «Y éste es un propósito diario con el que las instituciones debemos estar siempre comprometidas», ha enfatizado, en un severo aviso a quienes nos gobiernan.
«Creo que, en estos momentos, todos deberíamos realizar un
ejercicio de responsabilidad y reflexionar de manera constructiva
sobre las consecuencias que ignorar esos riesgos puede tener para
nuestra unión, para nuestra convivencia y nuestras instituciones», ha insistido, en un llamamiento a los poderes institucionales, del que tampoco él se ha sustraído.
Economía
El discurso ha comenzado con su recuerdo a los afectados por la invasión de Rusia en Ucrania, una guerra que «tiene una trascendencia global» y que impacta en nuestra seguridad y en la situación económica de las familias. Felipe VI se ha detenido en esa dura realidad que viven millones de hogares españoles y ha dejado ver al monarca más humano, más cercano. Ha sido este un año «complicado y difícil», ha reconocido ya al inicio de su intervención televisada.
Así, frente a la falsa imagen de recuperación que se intenta trasladar desde el Gobierno, ha incidido en que «la subida de los precios, especialmente de los alimentos, provoca inseguridad en los hogares» y en que «tener que hacer frente a gestos cotidianos, como encender la calefacción o la luz o llenar el depósito de gasolina, acaba siendo una fuente de preocupación e implica, en muchos casos, importantes sacrificios personales y familiares». De manera expresa, ha apelado también al Ejecutivo, avisando de que «hay familias que no pueden afrontar esta situación de una manera prolongada y necesitan el apoyo continuo para paliar sus efectos económicos y sociales».
Pero, aun pese a todas las dificultades y los retos e incertidumbres que afronta el país, Felipe VI no ha querido ofrecer un mensaje sombrío a los españoles. Las cosas pueden cambiar y mejorar, debemos «tener confianza en nosotros mismos, como nación», ha animado, poniendo como avales «el éxito de nuestra transición a la democracia y la aprobación de nuestra Constitución». En la memoria del monarca está además el recuerdo de otras crisis que hemos superado, porque «somos un país que siempre ha sabido responder, no sin dificultades ni sacrificios, a todas las adversidades».
Esperanza
Como guía, el Rey ha pedido «el mayor compromiso de todos con nuestra democracia y con Europa», las «columnas vertebrales» en las que se asienta «nuestro presente y futuro». La Unión Europea, símbolo de «libertad», nos ofrece «certeza y seguridad», ha recordado. Un compromiso que el Rey confía en que quedará «reforzado» con la Presidencia rotatoria de la Unión que España asumirá durante el segundo semestre de 2023, porque «somos Europa, pero también necesitamos a Europa».
Los retos son muchos, la incertidumbre también. Pero Felipe VI se ha declarado orgulloso del carácter de los ciudadanos y cree que «debemos tener razones para mirar al futuro con esperanza». Eso sí, unidos, «decidiendo todos juntos nuestro destino, cuidando nuestra democracia, protegiendo la convivencia, fortaleciendo nuestras instituciones». Porque sólo así España saldrá, «una vez más, adelante».